El amor es libre. Para vivirlo a plenitud tienes que soltar el pasado y todas las falsas creencias que habitan en tu mente. El amor es libre, y no está vinculado a experiencias anteriores, porque cada momento, persona, o lugar es único. Lo único en lo que debes estar alerta es que cuando no aprendes algo, el universo te lo repite para que lo comprendas. Si por ejemplo se manifiesta una situación en tu vida en la que te sientes en desventaja porque la persona que te gusta ya tiene una promesa con alguien, si es algo que ya te ha ocurrido y conoces el desenlace, el único que puede cuidar tu corazón eres tú, el sexo es divertido pero hasta que punto quieres vivirlo, sabiendo que se puede convertir en otra cosa. Siendo mujer, siendo hombre, estando incluso ya enamorado de alguien, puede surgir el amor porque es libre. Pero hay que vivirlo con conciencia. Si es sexo, es sólo eso. No es amor. Si tienes una relación con alguien, una relación no es una cárcel, no estoy de acuerdo en compartir tu vida con alguien para perder tu libertad de hacer, de vivir, de andar donde tú quieras vaya o no vaya tu pareja. No puedes prohibir porque cuando prohíbes la tentación se hace más fuerte. Es como esconderle la droga cada día a un adicto, la tentación y la necesidad de encontrarla se hará más fuerte. Y eso surge porque no hay conciencia. El adicto sabe que la droga le hace mal, pero somos terrenales humanos, así como el infiel sabe que hace mal. Es diferente cuando puedes ir libremente a donde quieras teniendo tu espacio, tus momentos con tus amistades, incluso un viaje en el que vivas tu individualidad. A vivir encerrado en una burbuja del mundo en la que sólo caminas acompañado, porque el día que camines solo los cuerpos que verás en la calle serán mucho más tentadores porque desde la carcel no los podías ver. Tienes que ser libre, y que la persona que este contigo también se sienta libre de vivir su vida, y a la vez, compartirla contigo sin dramas, ni reglas estrictas. El amor libre no es libertinaje, no es sexo gratuito, es confianza y plenitud. Es una decisión. Decides vivir tu amor de pareja sin ansiedades, confiando en el otro y en ti. Sí tu pareja ha decidido ser un borracho o drogadicto, apostador, usurpador, engañoso, por ese espacio que se han dado para ser libres, no es una libertad sincera porque se siguen compartiendo intereses y equilibrios. Sí algún día descubres que sus formas de pensar o sentir han tomado caminos diferentes, siempre te puedes separar. Porque así serás libre para amar a otro de nuevo, pero el apego duele mucho, y lo extendemos con relaciones vacías que se convierten en dos muertos que la mayor parte del tiempo se odian, y ya no se aman porque no tienen ganas de respetarse, ni de entregarse de verdad, y en ese proceso a veces pasan años, y no te das cuenta. Para el amor de verdad hay que ser valiente, libre, apasionado, libre otra vez, porque si tú estás en paz, esa es la energía que regalarás. La energía sexual va de la mano de los celos, pero el amor va de la mano de la comprensión, decirlo es fácil, vivirlo con conciencia es el reto. Siempre que no te sientas amado, y no porque no sea como tú quieres que sea, sino simplemente porque no lo sientes, puedes separarte sin rencores, sin angustias, simplemente te separas, te sanas, no se autodestruyen, para luego volver a comenzar con una versión más evolucionada de tí con la misma persona o con otra que el destino ponga ante ti. Sé libre. Ser libre es soltar todo lo que pesa, no hace falta que camines con ese peso, hace falta que te entregues y ames de verdad para que vayas a una parte muy profunda de tu ser, que quizás todavía no conoces. Amar en libertad es la forma más hermosa de entregar tu corazón
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